El monasterio de Sant Pere de Rodes es otra maravilla que situamos dentro de las construcciones del románico del Pirineo catalán.
Es otro edificio rodeado de leyendas que nos hablan que fue alzado sobre un templo pagano dedicado a Afrodita Pyrene, o de un grupo de cristianos que naufragaron cuando venían de Roma y portaban reliquias de San Pedro y otros santos, que ordenó alejar el Papa de Roma por el peligro que sufrió la ciudad en ese periodo.
Las primeras notas que narran la construcción del monasterio nos trasladan al finales del siglo VIII, pero no será hasta mediados del siglo X que alcance la categoría de abadía. En los siglos XI y XII hay un periodo de esplendor gracias a numerosas donaciones y privilegios, en la que se llevaron a cabo diferentes obras de reforma, se levantó la galilea (pórticos/atrios), nuevas portadas, y el campanario en el siglo XII.
El monasterio absorbe una variedad arquitectónica del momento en el que se construyó, con una pequeña estructura romana, influencias carolingias y prerrománicas, una iglesia tardorrománica de capiteles corintios y un campanario de influencias lombardas.
Por desgracia a partir del siglo XIV entró en decadencia por culpa la falta de donaciones, la peste negra, piratas y bandoleros y los saqueos que sufrían constantemente de las tropas francesas, que en el 1693 robaron la Biblia de Rodes, entre otros muchos tesoros.