CARLOS V Y EL FUROR

Leoni Leone (Arezzo 1509, Milán 1590) fue un orfebre y escultor italiano que fue evolucionando a lo largo de su tumultuosa carrera desde que en el año 1533 con 24 años se mudarían a Venecia el y su esposa bajo la protección del poeta Pietro Aretino. Allí comenzaría a trabajar en la orfebrería y durante este periodo también nacería su hijo Pompeo, que en el futuro tendrá un papel importante tras la muerte de su padre, ya que también será un importante escultor que continuará con el legado paterno completando sus proyectos inacabados.

Entre los años 1538 y 1540 Leone tuvo el puesto de diseñador para la Casa de la Moneda del Papa de Ferrara. Algo que seguramente le fue a su favor para ganarse el puesto era que su máximo competidor Benvenuto Cellini estuviese en prisión, aunque igualmente no duró mucho en el puesto, ya que fue forzado a dimitir acusado de estafa y como castigo casi pierde la mano derecha y aunque se libró sí fue condenado a las galeras. En febrero del 1542 sería nombrado en Milán maestro de la Casa de la Moneda, con una remuneración de 150 ducados anuales y el regalo de una casa llamada “Casa degli Omeoni” por sus ocho columnas de atalantes diseñadas por el mismo Leone, aunque esculpidas por Antonio Abondio (1538-1591).

En el 1549 fue invitado por Carlos V a Bruselas y recibió un conjunto de encargos de él y de su esposa, la emperatriz Isabel de Portugal (que recientemente había fallecido) en diferentes formatos y materiales, aunque el más importante sería el de un retrato del propio emperador, que sería a modo de escultura que le mostrara como vencedor, para demostrar la nueva era de paz y prosperidad bajo su mandato, es sin duda una alegoría del poder y la victoria de Carlos V frente a otros territorios rebeldes (ermitas, luteranos, turcos, etc.)

Como los pintores y escultores del renacimiento Leoni revisaría las grandes obras de los antiguos griegos y romanos para inspirarse en su filosofía, formas e historias, como en la “Eneida de Virgilio”, haciendo referencia al momento en qué el héroe enviará el Furor en el templo de Jano tras pacificar el Lacio. También cogería la influencia de la tradición medieval de representar a la virtud derrotando al vicio. Y innovó en crear una escultura con una armadura que se pudiera poner o quitar, algo que podía combinar dos tradiciones, el retrato armado de origen helenístico y el desnudo mas utilizado para dioses y emperadores, 

La escultura de Carlos V y el Furor es una escultura de bronce de 251 x 143 cm en la que vemos al emperador de pie y vestido con peto, coraza, espalderas y hombreras con forma de cabeza de león. En la mano derecha sujeta una lanza y con la izquierda empuña su espada con cabeza de águila, en su coraza también vemos al toisón de oro, un medallón con la figura de Marte en relieve y una figura de tritón en el ristre.  El emperador pisa una figura desnuda que encarna al Furor representado mediante un hombre maduro encadenado en actitud furibunda y de odio que en la mano derecha porta una antorcha encendida.

Ambas figuras se presentan sobre una base recubierta de diferentes elementos; armas, trofeos militares, un haz de lictor romano, un tridente, una trompeta, una maza, un carcaj, etc. El furor recuerda a la escultura de la Grecia Helenística de Laocoonte y sus hijos, ambas figuras emperador y furor siguen son una yuxtaposición de conceptos contrapuestos, a través de un doble “contrapposto» formal y emocional entre la grave y serena figura de Carlos V y la contusionada y atormentada de la Furia.

La escultura, en la actualidad se puede encontrar en el Museo del Prado de Madrid, aunque ha pasado por muchos sitios cine en el Alcázar, en el jardín del Palacio de Aranjuez, en el Buen Retiro e incluso de adorno para una fuente.


RETRATO ECUESTRE DE JOHN HAWKWOOD, REALIZADA POR PAOLO UCCELLO

La noche del 16 al 17 de Marco del 1394 moría en su palacio cerca de la ciudad de Florencia, el condontiero John Hawkwood, y la República de Florencia le ofrecería a este mercenario nació en Essex (Inglaterra) en el 1930, un funeral solemne y en el año 1430 le encargarían al pintor supuestamente florentino Paolo Uccello, un fresco que aun se puede apreciar a día de hoy en la brasilica Santa Maria di Fiore de Florencia.

Hawkwood fue un condontiero, un mercenario que desde finales de la Edad Media hasta mediados del siglo XVI estaba al servicio de las ciudades-estado italianas. Al principio gran parte de ellos eran extranjeros, pero poco a poco casi todos los profesionales de armas pasaron a ser italianos. En su carrera militar Hawkwood estuvo al servicio de Pisa en el 1363 junto con la “Compañía Blanca”, en el 1368 al servicio de Milán, luego pasaría al servicio Papal, regresaría a Milán una  última vez para luego irse con el enemigo y ponerse al servicio de la República de Florencia. 

En el año 1389 estallaría una guerra que implicará a toda la península itálica, unas discrepancias que comenzaron entre Siena y Florencia y se irían extendiendo en dos bandos Siena contaría con los aliados de Milán, Perugia, Mantua, Ferrara y Rimini, mientras que del lado de Florencia estarían Bolonia, Faenza, Luca y Padua. Además esta guerra enfrento a los mejores y más populares no solo de esa época sino prácticamente que se recuerden de toda la historia como son por parte siena/milanesa Jacopo dal Verme, Facino Cane, Ugolotto Biancardi y Paolo Savelli, y por el otro lado, demás de John Hawkwood también se encontraban Giovanni da Barbiano, Konrad Aichelberg, Konrad Prasserg y John Beltorf.

Este enfrentamiento la gano la alianza “fiorentina”, gracias seguramente al mando de Hawkwood, y de ahí se ganó toda la fama, popularidad y méritos que le vendrían después en vida y tras su muerte.

Paolo Uccello (1397-1475) fue un pintor y matemático que destaco por su obra pionera en su perspectiva del arte. En el año 1436 recibió el encargo para realizar un fresco para conmemorar al ingles Sir John Hawkwood, que en la República de Florencia era considerado un héroe de guerra. Uccello representaría al guerrillero inspirándose en obras clásicas.

Las vidrieras de la Catedral de León

En la Catedral de León encontramos algunas de las vidrieras más fantásticas que tenemos en este país, realizadas en tres etapas diferentes, en periodo gótico, entre los siglos XIII y XV (este primer periodo coincide con el reinado de Alfonso X el Sabio), el segundo periodo es a mitad del siglo XVI en pleno renacimiento, y teminada en el siglo XIX ya en periodo neogótico.
Todas las vidrieras de esta catedral se han realizado aunque sea en diferentes etapas mediante las mismas técnicas medievales. Los materiales básicos de las vidrieras eran el vidrio y el plomo.

Las vidrieras de la Catedral de León.
Las vidrieras de la Catedral de León.

El primer paso consiste en que el pintor realizaba un dibujo preparatorio a una escala más pequeña para luego trasladarla a otro material como tela, cartón o papel con las mismas dimensiones que la vidriera a realizar. Estas piezas se cortaban mediante puntas de hierro incandescentes o más adelante (a partir del siglo XV) con punta de diamante.

Las vidrieras de la Catedral de León.
Las vidrieras de la Catedral de León.

La pintura en las vidrieras se obtenía mediante el uso de vidrios de colores mezclando sustancias colorantes con pasta vítrea fundida, aunque también se podía hacer con la yuxtaposición de diferentes vidrios.Después se añadía pintura a las vidrieras mediante el método de la «grisalla», añadiendo la coloración (en la superficie) de una manera muy laboriosa para finalmente volver a cocer las piezas a una temperatura algo más baja que la de la fundición para que se adhieran los «pigmentos».
Ya enfriado se pasaría al paso final, se introducían en listeles de plomo soldados entre sí con estaño y ya se insertaban en el bastidor de hierro para colocarse en el vano de la ventana.