En el norte de Italia, en la Emilia-Romaña encontramos una de las ciudades más importantes de la historia ostrogoda, bizantina y paleocristiana, la ciudad de Rávena.
Rávena debe mucho al personaje de Teodorico, presente en muchos eventos históricos y con quien se relacionan algunos de los monumentos más importantes de la ciudad.
Teodorico, hijo de Teodomiro, rey de los ostrogodos, nació hacia el año 454. De niño fue educado en la corte de Constantinopla pero, bien lejos de asimilar la cultura bizantina, siempre había tenido predilección por su descendencia ostrogoda.
Mientras en Italia reinaba Odoacro, Teodorico marchó con más de treinta mil hombres, para después de varias batallas vencer y matar a su predecesor Odoacro, más adelante sitió Rávena, ciudad que tras tres años terminó rindiéndose a Teodorico.
Durante los treinta y tres años que gobernó, transformó la ciudad, enriqueciéndola con grandes obras monumentales, y aunque disintiera en religión con el Imperio de Oriente, mantuvo la alianza con ellos.
El Mausoleo se construyó en el año 520, y fue construido en un lugar ya previamente construido con grandes bloques de piedra de Istria, cuadrados y unidos mediante grapas de hierro siendo una estructura de dos órdenes superpuestas.
El piso inferior consta de diez lados, y se caracteriza por nichos de medio punto que recuerdan a los arcos de la arquitectura romana. La parte superior es también decagonal, y los nichos también se repiten pero esta vez con motivo porticado y techado con una banda ornamental.
El interior del piso inferior tiene planta en forma de cruz, y aunque no está comprobado con exactitud su uso, dicen los expertos que podía tratarse de un espacio en donde se encontrara una capilla o la cámara sepulcral donde habrían tenido que colocarse los sarcófagos de los familiares.
Uno de los detalles más impresionantes del mausoleo es el de su cubierta, que consiste en una única pieza de forma circular realizada en un único bloque de piedra de Istria de 11 metros de diámetro y 500 toneladas de peso, montados en los bordes doce espolones perforados que seguramente sirvieron para anclar las cuerdas aptas para la maniobra del levantamiento.
En el interior del piso superior encontramos en el centro de una planta circular una cuba de pórfido en donde se supone que Teodorico encontró su sepultura, aunque sus restos fueron removidos cuando la ciudad cayó bajo las manos del dominio bizantino y los edificios pasaron a ser católicos ortodoxos.
CURIOSIDADES DE RÁVENA
Sin duda visitar Rávena, fue una muy grata sorpresa. La ciudad en si es muy bonita, prácticamente sin turismo y sin largas colas ni aglomeraciones de gente como pasa en otras ciudades de Italia, los precios son muy económicos y todo esta muy cerca para visitar, una visita que si os gusta la historia y la historia del arte no puede faltar en vuestros destinos.