John B. Seely fue un oficial británico que a principios del siglo XIX oyó hablar de que en un lugar recóndito y misterioso de la India se escondía entre las montañas, un lugar que albergaba grandes construcciones ricas en esculturas, tallas y relieves.
Emprendió su aventura el 10 de Septiembre de 1810, en un viaje de más de 500 kilómetros por el que tuvo que pasar hostilidades, caminos imposibles, altas temperaturas y una fiebre que casi le hace abandonar la expedición, pero cuando llego al pueblo de Grishneshwar, que es un pueblo cercano a Ellora, vio a lo lejos la aguja de la parte superior de uno de los templos que tanto ansiaba encontrar.
Encontró más de treinta templos, hinduistas, budistas y jainistas, la mayoría excavados en la montaña exceptuando dos que estaban abiertos, pero el que más impresionado le dejo fue el de Kailash, que quiere decir «montaña sagrada» residencia de la diosa Shiva.
Construido en el siglo VIII en un solo bloque monolítico por el Rey Krishna I, es un edificio de más de treinta metros de altura, todo el edificio esta repleto de relieves, tallas y esculturas y es sin duda una de las grandes joyas del continente asiático que poco tiene que envidiar a otros templos mucho más populares y turísticos que este.