La civilización etrusca es una cultura que lamentablemente nos ha dejado pocos elementos para analizar que nos dejen apreciar su magnificencia cultural, aunque con lo poco que tenemos llegamos a la conclusión que fue un pueblo brillante que sirvió de influencia a posteriores civilizaciones como la romana.
Los expertos datan el nacimiento del pueblo etrusco en la Edad de Hierro en el norte de Italia, con raíces en la cultura villanobiana, por los restos arqueológicos encontrados a mediados del siglo XIX en «Villanova di Castenaso» a poco más de diez kilómetros de Bolonia. También el célebre romano Dionisio de Halicarnaso afirmaba que la cultura etrusca era una clara evolución de la villanobiana.
Las primeras piezas escultóricas que encontramos son las de tipo ceremonial y religioso, que son urnas cinerarias en forma de cabaña, que era en donde se guardaban las cenizas tras la incineración del difunto y estaban reproducidas fielmente a como era la «domus» del fallecido, algo que nos habla también de la importancia del hábitat doméstico para los etruscos.
Hasta la fecha solo se conoce a un gran escultor etrusco, Vulca de Veyes, al que se le considera el autor de otras obras tan importantes como el Zeus que se hallaba en el templo de Júpiter o la Loba Capitulina.
El Apolo de Veyes es una escultura exenta, que se data entre los años 550 y 520 a.C. la etapa conocida como el etrusco tardío y fue descubierta en el año 1916, y formaba parte del Templo de Portonaccio.
En esta espectacular escultura de terracota vemos influencias orientales y de la Grecia Arcaica, en su rostro podemos apreciar los mismos rasgos que tenían esculturas como «El Moscóforo» o «El Jinete Rampin», ojos almendrados, nariz recta y la indudable sonrisa arcaica que tanto caracterizaba a la esculturas de este periodo griego, además de un naturalismo y movimiento de la figura que ya no era tan característico de la etapa arcaica griega.
El Apolo de Veyes se cree que formaba parte de un grupo escultórico de diferentes esculturas en donde se narraban los doce trabajos del semidiós de la mitología griega Heracles, hijo del dios de dioses Zeus y la reina humana Alcmena. Esta reproducción representaba el tercer trabajo del héroe en el que tenía que capturar a la cierva Cerinea con cornamenta de oro para que llevara el carro de Artemisa, y vemos a Apolo en supuesto movimiento acercándose a Hércules para ayudarle en su captura.
La cultura etrusca sin duda es otra etapa fascinante que se vivió como muchas otras a las orillas del mediterráneo, se nutrió de pueblos vecinos y sirvió de referencia a algunas de las civilizaciones más importantes, dándoles una asombrosa lección en decoración, técnica y creatividad.