«La Petite Danseuse de quatorze ans» realizada por Degas entre 1875 y 1880 fue una revolución en su presentación en el 1881 ya que la cera no era un material frecuente usado en la escultura, además de vestir a la figura con un tutú y accesorios reales realizando «la cuarta posición» (una figura del ballet).
Hasta ese momento siempre se dudo de sus dotes como artista, pero la impresión de viveza y modernidad que consiguió con la escultura de la joven bailarina llamada Marie van Goethem lo catapultó al reconocimiento de sus iguales.
Leoni Leone (Arezzo 1509, Milán 1590) fue un orfebre y escultor italiano que fue evolucionando a lo largo de su tumultuosa carrera desde que en el año 1533 con 24 años se mudarían a Venecia el y su esposa bajo la protección del poeta Pietro Aretino. Allí comenzaría a trabajar en la orfebrería y durante este periodo también nacería su hijo Pompeo, que en el futuro tendrá un papel importante tras la muerte de su padre, ya que también será un importante escultor que continuará con el legado paterno completando sus proyectos inacabados.
Entre los años 1538 y 1540 Leone tuvo el puesto de diseñador para la Casa de la Moneda del Papa de Ferrara. Algo que seguramente le fue a su favor para ganarse el puesto era que su máximo competidor Benvenuto Cellini estuviese en prisión, aunque igualmente no duró mucho en el puesto, ya que fue forzado a dimitir acusado de estafa y como castigo casi pierde la mano derecha y aunque se libró sí fue condenado a las galeras. En febrero del 1542 sería nombrado en Milán maestro de la Casa de la Moneda, con una remuneración de 150 ducados anuales y el regalo de una casa llamada “Casa degli Omeoni” por sus ocho columnas de atalantes diseñadas por el mismo Leone, aunque esculpidas por Antonio Abondio (1538-1591).
En el 1549 fue invitado por Carlos V a Bruselas y recibió un conjunto de encargos de él y de su esposa, la emperatriz Isabel de Portugal (que recientemente había fallecido) en diferentes formatos y materiales, aunque el más importante sería el de un retrato del propio emperador, que sería a modo de escultura que le mostrara como vencedor, para demostrar la nueva era de paz y prosperidad bajo su mandato, es sin duda una alegoría del poder y la victoria de Carlos V frente a otros territorios rebeldes (ermitas, luteranos, turcos, etc.)
Como los pintores y escultores del renacimiento Leoni revisaría las grandes obras de los antiguos griegos y romanos para inspirarse en su filosofía, formas e historias, como en la “Eneida de Virgilio”, haciendo referencia al momento en qué el héroe enviará el Furor en el templo de Jano tras pacificar el Lacio. También cogería la influencia de la tradición medieval de representar a la virtud derrotando al vicio. Y innovó en crear una escultura con una armadura que se pudiera poner o quitar, algo que podía combinar dos tradiciones, el retrato armado de origen helenístico y el desnudo mas utilizado para dioses y emperadores,
La escultura de Carlos V y el Furor es una escultura de bronce de 251 x 143 cm en la que vemos al emperador de pie y vestido con peto, coraza, espalderas y hombreras con forma de cabeza de león. En la mano derecha sujeta una lanza y con la izquierda empuña su espada con cabeza de águila, en su coraza también vemos al toisón de oro, un medallón con la figura de Marte en relieve y una figura de tritón en el ristre. El emperador pisa una figura desnuda que encarna al Furor representado mediante un hombre maduro encadenado en actitud furibunda y de odio que en la mano derecha porta una antorcha encendida.
Ambas figuras se presentan sobre una base recubierta de diferentes elementos; armas, trofeos militares, un haz de lictor romano, un tridente, una trompeta, una maza, un carcaj, etc. El furor recuerda a la escultura de la Grecia Helenística de Laocoonte y sus hijos, ambas figuras emperador y furor siguen son una yuxtaposición de conceptos contrapuestos, a través de un doble “contrapposto» formal y emocional entre la grave y serena figura de Carlos V y la contusionada y atormentada de la Furia.
La escultura, en la actualidad se puede encontrar en el Museo del Prado de Madrid, aunque ha pasado por muchos sitios cine en el Alcázar, en el jardín del Palacio de Aranjuez, en el Buen Retiro e incluso de adorno para una fuente.
Encontrada en el siglo XIX en la isla de Milo y expuesta en el Museo del Louvre de Paris, encontramos una de las esculturas más famosas y fantásticas de todos los tiempos, la Venus de Milo.
Esculpida en mármol y datada hacia el siglo II a.C, esta escultura exenta pertenece al periodo helenístico, una época en que la escultura evolucionó del periodo clásico para convertise en esculturas con más movimiento, expresividad y la representación de las emociones en rostro y cuerpo.
La Venus de Milo bien podría confundirse por la falta de expresividad en el rostro y catalogarla en periodo clásico, pero varios son los detalles que delatan claramente al estilo que pertenece, quizá el más claro esta en los claroscuros que se hacen en el elegante pliegue del ropaje que la cubre de cintura para abajo. También vemos varios factores característicos de la escultura griega, el «contraposto» y una composición helicoidal o con forma»serpentinata«.
Con más de 11.000 años de antigüedad nos encontramos esta escultura tallada en piedra (guijarro de calcita), en la que vemos los «amantes de Ain Sajri», seguramente la pareja más antigua representada haciendo el amor.
Esta fantástica pieza fue encontrada en el año 1933 en las cuevas de Ain Sajri (de ahí el nombre), por un beduino llamado Wadi Jareitún en Belén, que se la entregaría a René Neuville, prehistoriador que fue el encargado de la investigación arqueológica en la cueva donde se encontraron a los amantes.
La escultura se atribuyó a la cultura Natufiense, que se expandía desde el Éufrates hasta Egipto y los desiertos situados al sur de la zona del Próximo Oriente.
Esta civilización que se cree que fueron los primeros humanos recolectores y en domesticar perros, ovejas y cabras, vivían en grandes comunidades de doscientas a trescientas personas, y se les ubicada cronológicamente entre los años 10800 y 8300 a. C.
Aproximadamente en el 475 a.C. se realizó el Auriga de Delfos, una escultura de bulto redondo mandada construir por Polyzalos (en ese momento tirano de Sicilia).
Esta escultura pertenecía a un grupo escultórico más grande para conmemorar la victoria de Polyzalos en una carrera de cuadrigas de los juegos dedicados al dios Apolo. Mide algo más de 1’80 m, esta realizada en cobre, con pasta vítrea en los ojos y los labios recubiertos de laminas de plata. La técnica con la que fue realizada fue mediante la fundición de vaciado indirecto (por piezas), en diez piezas diferentes que fueron soldadas.
La pieza se realizó en un momento de transición del arcaísmo al clasicismo, conocido como estilo severo, vemos movimiento en ella y la escultura ya no presenta frontalismo, ni la característica risa arcaica, pero vemos cierta desproporción en pies y manos, igual que ocurría con las kore o korai.
Dentro de las dos tipologías escultóricas que existen, las de bulto redondo/exentas; que recordemos son aquellas de forma «tridimensional» que pueden apreciarse desde todos los puntos de vista, han evolucionado ya desde una temprana edad en la historia del ser humano.
Los primeros ejemplos de este tipo de escultura los encontramos en el periodo paleolítico, unas figuras de ídolos de la fertilidad que todos conocemos, las famosas Venus.
Más adelante las civilizaciones mesopotámicas y de Oriente Próximo, como Egipto utilizarán la ley de la frontalidad, en que una línea simétrica desde la cabeza a los pies dividirá el cuerpo en dos partes iguales.
Este estilo llegará hasta la etapa arcaica griega, pero a partir del siglo V a.C. se abandonará este hieratismo para dar paso al movimiento, al naturalismo y a figuras que ya no se harán individualizadas sino que serán parte de un compendio narrativo donde veremos escenas mitológicas e históricas.
El Peine del Viento situado en la bahía de la Concha de San Sebastián no es una única escultura sino que es la pieza número quince de una colección de figuras escultóricas que llevó a cabo desde el año 1952 hasta el año de la construcción en el 1977, aunque esta tampoco seria la última pero si seguramente una de las más importantes.
El proceso creativo fue evolucionando de líneas rígidas y racionales más esquemáticas empleando diferentes materiales para su elaboración como son la plata, el acero inoxidable, la madera, el granito y el uso del alquitrán para dar distintas tonalidades para intentar dar la sensación que al final le daría el material utilizado, el acero corten.
El artista mutó en las formas finales de los proyectos anteriores para el desafío que le suponía el lugar donde estaría su obra ya que como el decía “es una locura tratar de competir con la grandiosidad del mar, el viento y las rocas” , para el artista este lugar era parte de su patria y tenía mucha importancia el poder compartir con sus conciudadanos el sentido y la importancia que tenía para el, para el la obra ya estaba hecha el solo la descubría. El peine es de acero porque simboliza la herramienta del hombre, el material proletario con el que construimos herramientas resistentes, como un peine que pretende domar el viento del mar.
La fabricación de estas grandes piezas de 10 toneladas y de más de dos metros de altura y anchura, se encargaron a una fundición de la misma Guipúzcoa, la de Patricio Etcheverría. Estas grandes piezas de acero están formadas por cuatro barras gruesas de sección cuadrada que emergen de un tronco común incrustado en la roca, estas barras gruesas se retuercen y se curvan como si estuvieran intentando agarrar con la mano el aire y el agua intentando modelar el espacio que las envuelve.
Este material era prácticamente nuevo, se creo en el año 1933 por la compañía estadounidense “US Steel” para dar más resistencia a la corrosión en ambientes húmedos y marinos aunque finalmente se utilizara más en la fabricación de vagones de tren para el transporte del carbón, las siglas que eran “cor-ten” derivan de las propiedades que buscaban diferenciar en este material nuevo “corrosión/cor”-“tenacidad/ten”.
Cuando un campesino encontró en el 1902 el «Solvognen» en una marisma en Trundholm (Dinamarca) y se lo dio a su hijo pensando que no era más que un viejo juguete, no sabía que había descubierto una de las mejores piezas de arte orfebre de la edad de bronce.
El Carro de Trundholm realizado en bronce presenta un carro de seis ruedas tirado por una yegua que porta un disco que parece representar el sol, con una fina lamina de oro con decoración repujada de círculos, espirales y zigzags. Es un objeto que se vincula a la mitología nórdica.
En el año 1983 el Rey Olaf V de Noruega inauguró estas tres esculturas imponentes de tres espadas vikingas realizadas por el escultor Friz Røed junto al fiordo de Hafrsfjord y a las afueras de la ciudad noruega de Stavanger.
El motivo de esta escultura nace para conmemorar la batalla que unió al pueblo vikingo en el año 872, tras una de las batallas más importantes, la batalla de Hafrsfjord, en la que el Rey Harald Hårfagre consiguió que toda Noruega estuviese bajo un mismo reino.
Esta batalla fue la que al fin hizo alcanzar la paz a unos pueblos vikingos que estaban en constante conflicto de poder, en ella se enfrentaron el Rey Harald con otros clanes que ni siquiera uniéndose pudieron derrotarlo, estos eran los reyes Sulke de Rogeland, Eirik de Hordaland y Kjotve el Rico junto con algunos de menos importancia. Desde el norte de Jadar todos partieron hacia el lugar que da nombre a la batalla, fue una batalla muy cruda y sangrienta en donde varios bandos sufrieron grandes pérdidas, pero que salió un claro vencedor, el Rey Harald.
Las tres espadas simbolizan la paz, la unidad y la libertad del pueblo vikingo, simbolizando también que están incrustadas en la roca para que jamás se vuelvan a utilizar y no se rompa la paz.
Están inspiradas en diferentes espadas que se han encontrado a lo largo de la historia en Noruega de sus antepasados tan bélicos y guerreros, los vikingos.
Miden más de diez metros de altura y están realizadas en bronce, la diferencia entre ellas es que la más grande y más ornamentada representa la victoria del Rey Harald, mientras que las otras dos representan a los reyes vencidos.
Los colosos de Memnón son lo poco que queda en pie del que fue el mayor templo del millón de años construido en Egipto, el de Amenhotep III (mucho mayor que Karnak y Luxor), que por desgracia 1200 a.C. un terremoto destruyó y posteriormente como siempre ha pasado en Egipto, otros faraones utilizaron sus restos para la construcción de sus templos.
Estas dos estatuas gemelas de más de 11 metros de altura situadas en la ribera occidental del Nilo representan al faraón Amenhotep III. Los vemos a ambos con el atributo característico de la realeza egipcia, el temes. Y orientados al este como la mayoría de los templos egipcios contemplando la salida del sol.
En la parte inferior igual que vemos en la entrada del templo de Ramses II están esculpidas también su madre Matemuia y su esposa Tiye además de también en menor tamaño sus hijas.
Registrado por los historiadores Estrabón y Pausanias, relataban que después de otro terremoto que hubo en el 27 a.C. la estatua más al norte producía unos sonidos por las grietas que tenían cierto símil al «canto de sirenas», algo que se expandió por todo el Mediterráneo y emperadores y grandes mandatarios quisieron acudir para oírlo por si mismos.