Mientras se realizaban trabajos de renovación en una puerta de energía hidroeléctrica en un embalse en la provincia de Jiangxi en el este de China, en la intersección entre dos ríos, ha reaparecido una estatua de Buda datada de 600 años de antigüedad de 3,8 metros de altura junto la base de un pasillo de un templo, posibles ruinas de una antigua ciudad llamada Xiaoshi.
En una entrevista realizada para la cadena de televisión CNN, el director del Instituto de Investigación Arqueológica de la provincia, Xu Changqing, ha asegurado que el emplazamiento del Buda durante estos 600 años y que estuviese cubierto por agua ha ayudado a que la escultura perdurara en el tiempo, conservada y protegida por el agua, no solo por su el deterioro que podría haber sufrido por estar a la intemperie, sino por la revolución cultural que hubo en el país entre los años 1966 y 1976 en la que por orden institucional había que deshacerse de todo lo viejo y «religioso».
La estatua que era dorada cuando se realizó, se construyó como motivo de protección para proteger a los barcos que naufragaban con cierta frecuencia en este punto, por las corrientes que habían ya que es un lugar de cruce de ríos.
Alguno de los ancianos del lugar hablan de que habían visto el Buda por primera vez en el año 1952, pero quedó sumergida en el año 1958 cuando empezó a construirse el embalse de Hongmen, y algo que parece que volverá a ocurrir ahora en primavera cuando los niveles del agua vuelvan a subir.