Dentro de las dos tipologías escultóricas que existen, las de bulto redondo/exentas; que recordemos son aquellas de forma «tridimensional» que pueden apreciarse desde todos los puntos de vista, han evolucionado ya desde una temprana edad en la historia del ser humano.
Los primeros ejemplos de este tipo de escultura los encontramos en el periodo paleolítico, unas figuras de ídolos de la fertilidad que todos conocemos, las famosas Venus.
Más adelante las civilizaciones mesopotámicas y de Oriente Próximo, como Egipto utilizarán la ley de la frontalidad, en que una línea simétrica desde la cabeza a los pies dividirá el cuerpo en dos partes iguales.
Este estilo llegará hasta la etapa arcaica griega, pero a partir del siglo V a.C. se abandonará este hieratismo para dar paso al movimiento, al naturalismo y a figuras que ya no se harán individualizadas sino que serán parte de un compendio narrativo donde veremos escenas mitológicas e históricas.