Raras y difíciles eran de comprender las inquietudes políticas que tenía Salvador Dalí con algunos de los líderes que más vidas han sesgado a largo de la historia, como Hitler, Stalin o Franco, en el año 1939 realizó este óleo titulado «El enigma de Hitler».
Para Dalí el dictador alemán significaba la imagen perfecta del «Maldoror» que era el arcángel del mal que luchaba de diferentes formas contra Dios, pero a la vez sentía una extraña fascinación por este «masoquista integral» que parecía poseído por la idea fija de desencadenar una guerra para perderla luego heroicamente.
La obra es una gran metáfora de lo que esta a punto de suceder, es el preludio a la gran guerra, una rama de olivo que simboliza la vida recién podada, en la que cuelga un teléfono roto eludiendo a los numerosos intentos del político inglés, Neville Chamberlain por evitar el conflicto, también en el teléfono vemos en la parte inferior como se asemeja a las pinzas de una langosta, alegoría del pintor al dolor.
Debajo del teléfono hay un plato en donde aparece una foto del que será el máximo responsable del conflicto que se le avecina a Europa, unas pocas judías advierten de la gran hambruna que se extenderá por todos los territorios en conflicto, y al fondo un perro negro que parece el cancerbero de la vida y la muerte.